Y vivimos quizá lo que teníamos que vivir, me quedé y te quedaste a compartir mis
locuras, me brindaste tus besos, tus caricias y tus enojos.
Descubrimos
un nuevo sentido a la luna y una nueva mirada a las estrellas, tomamos el
tiempo en nuestras manos y lo deteníamos al estar junto y lo apresurábamos para
volvernos a ver…
Y ahora
no hay nadie que detenga el tiempo, yo acá lejos de ti, pero la luna sigue
allí, tu nombre susurra en el viento, no hay más nadie que me de calor, ni
quien me seque las lágrimas, pues mis ojos han llorado hasta dolor, de donde
estoy, no encuentro la forma de volver a sonreír, y no quiero acostumbrarme a
no tenerte a mi lado…
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