Soledad.
Todos estamos rodeados de
personas;
pero existen en nosotros muchos silencios, sí,
silencios sepulcrales,
silencios de alegría,
silencios de melancolías, silencios de ira.
Los silencios
sepulcrales
son aquellos que están presentes en una conversación aparente,
pero
su trasfondo solo son ruidos, risas, voz fuerte
pero en lo profundo del corazón
pareciera ahogarse en soledad.
Hay soledad, soledad, parecieras que devoras al
corazón,
le hieres como suave pluma que toca la piel,
parecieras no dañar pero
lo haces quebrantar y debilitar,
simplemente late fuerte como queriendo
estallar.
Soledad, compañera, haces recordar amigos lejanos, risas, sonrisas, sueños
que ahora ya no están.
Es tan difícil ser uno mismo entre tantas gentes
que
quizá nunca llegaras realmente a conocer y tú,
solo tú llegas a ser mi
compañera fiel.
Estás presente en los momentos de dolor,
en la espera de un
toque de la puerta, y poder abrir y escuchar:
¿Cómo estás? Y no esperar
justificación o razón para entrar.
Tus abrazos son fuertes y estas allí
eternamente,
dispuesta a acompañarme entre cortinas verdes,
entre pinturas y
pinceles, entre cuerdas de guitarra y sonidos melancólicos.
Parecieras una
vacío, una ausencia, invades al corazón,
parecieras ahogar; pero aun así no
matas ni congelas,
simplemente haces sentir y logras hacer rodar lágrimas en el
silencio del ser…
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