jueves, 26 de noviembre de 2015

Dejar llorar al corazón.


Existen momentos en la vida, 
donde la soledad, la melancolía, la tristeza, 
invaden no solo a la razón sino también al corazón. 
Donde simplemente la fragilidad del viento 
pareciera ser una vacío que carcome el alma; 
donde aunque estemos rodeados de personas 
sentimos que nos ahogamos en nosotros mismos. 
Muchas veces perdemos el sentido, el valor 
y aquella gran cualidad de asombro 
donde se deja de ver aquellos bellos colores, 
el rojo de una rosa, el azul del cielo, 
el verde de aquellas hojas que están renovando aquel árbol 
y simplemente lo reducimos a sombras a escalas de grises. 
Y es allí donde el corazón se siente oprimido, 
quiere saltar, quiere sentir; pero es callado con estruendos 
o quizá con justificaciones y razones. 
Pero parte de nuestra humanidad y fragilidad es aprender a dejar llorar al corazón. 
Y como dijo un gran poeta: aunque el día este gris 
el sol siempre está allí aunque no lo puedas ver.

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