No es
costumbre, no es tradición es un dulce vicio de ver tus ojos, escuchar tu voz,
sentir tus besos y caricias en mi cuerpo. El tiempo fue tan corto y tu corazón se llenó de otra ilusión y simplemente me dejaste ir. Y me fui entre
nubes grises con la promesa que no sabrías más de mí, Más cuan dulce vicio
tengo de ti, que me envenena el alma pero no me importa morir por ti
Y trato
de parchar y engañar al corazón, siéndote infiel con la soledad y la
melancolía, invitando a dormir conmigo a la desolación y que el frio me cubra
para tratar de calmar este fuego de amor que arde por ti.
Atendiendo
a tu felicidad, busco cumplir mi promesa… Y me muerdo los labios para no
pronunciar tu nombre, pero en lo más profundo de mi ser, quizá ingenuamente espero
que quizá alguna vez si escuchas mi nombre tu corazón de un palpitar por mí.
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