No cierres más la puerta.
Y pensé: ¿Por qué cierras
la puerta con seguro para que nadie pueda molestar?
Así entonces cierras tu
corazón para que ni yo pueda entrar, ni estar,
protección singular para no
lastimar
y cuanto dolor en el cuarto rodeado de soledad,
quizá la ventana
abierta para poder respirar.
Cuál esperanza podrá ser, quizá la ventana abierta
para que alguien pudiera entrar y así el corazón anhela poder amar…
Miedos y
temores te rodean
que con su latir confunden las justificaciones y razones
para
no sentir fragilidad ni vulnerabilidad.
Deja pues abierta la ventana y no la
cierres,
pues es mejor tener una esperanza que dejarse morir en soledad…
pero
cuando quieras abre esa puerta y a si me permites poder entrar,
así también abre las puertas del corazón para
poder entrar, para poder amar y perdonar…
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